viernes, 26 de junio de 2015

Capacidad intelectual versus inteligencia emocional.





No pocos intelectuales, escritores, filósofos,, etc. mueren fumando, aunque algunos justifican su adicción con frases que sólo a ellos se les podrían ocurrir (*).  Algunas personas notables (empleando el término en el sentido más amplio posible) son, casi de manera necesaria, soberbios y lejanos, pero la soberbia y la lejanía no cuadran bien con la inteligencia emocional, ni con la capacidad de sentir empatía, ni siquiera permite ocupar el puesto adecuado en nuestra relación espacial con los demás,  situarse correctamente en todos los sentidos. Quizás por ello ocurre que personas con licenciaturas de por medio, algunos grandes conocedores de las drogas (Antonio Escohotado sin ir mas lejos), incluso escritores o científicos de reconocida trayectoria, en ocasiones autenticas lumbreras en cualquier campo del saber humano, son capaces de "disparatar" como adolescentes caprichosos cuando se les toca o cuestiona la relación que mantienen con su particular chupete...

(*)-A. Escohotado: "Soy adicto al tabaco; lo que pasa es que lo soy porque quiero, porque no me
parece que la vida valga la pena sin mis cigarros".
-André Gide: "Escribir es para mí un acto complementario al placer de fumar".
-Mark Twain: "Dejar de fumar es fácil, yo ya lo dejé unas 100 veces".
-Moliere (en su D. Juan): "Diga lo que diga Aristóteles y toda la filosofía, no hay nada comparable al tabaco... quien vive sin tabaco, no merece vivir".
-etc., etc.



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